Literálika | Todos somos migrantes
El tema de la migración es actual y es perenne. En todos los “presentes” de la historia ha sido un tema de controversia. Los seres humanos siempre estamos en movimiento. perspectivas.dian.gov.co Hoy resulta un fenómeno que nos cimbra a todos. Por nuestra ubicación geográfica, somos el paso de muchos que se dirigen hacia el país vecino que a los lejos representa “el sueño americano”. Para miles de familias el sueño se ha convertido en una pesadilla, pero difícil responder si una pesadilla peor a la que los hizo partir de sus lugares de origen. La decisión de marcharse del lugar que los vio nacer, de la tierra de sus raíces, de sus entornos familiares, no es fácil. Hombres, mujeres y niños de Guatemala, Honduras y el Salvador, salen a diario buscando un nivel de vida que les permita contar con las mínimas condiciones de vida. La desilusión debiera ser difícil de alcanzarlos ya que sus aspiraciones son concisas: que su vida esté a salvo y, que ellos y los suyos tengan la certeza de comer por lo menos una vez al día. Pero el desencanto ha sido, para muchos la desgracia que nunca imaginaron: sus familias divididas y nubes negras asfixiando sus breves alegrías y esperanzas. He tenido la oportunidad de conversar con huéspedes de Casa Nicolás, en la ciudad de Monterrey. Un albergue donde tienen techo y sustento por espacio de varios días, mientras emprenden de nuevo su camino. Atrás han dejado familia, parejas, hijos y la mayor parte de sus pertenencias. Viajan con una bolsa ligera o veces con nada. Lo que pudiera parecer trivial como nombres, número telefónicos, fotografías, cartas, han de llevarlo silenciosamente en la memoria, y hasta el recuerdo del último abrazo y la imagen del rostro de sus seres queridos, quienes habrán de esperar quizá meses antes de tener noticias de sus paraderos. Cada hombre y mujer, habrá dejado atrás cualquier vínculo o huella que les permita ser víctima de chantajes, robos y secuestros. Su nombre, es incluso protegido bajo algún apodo.